Bajo tierra se encuentra uno de los secretos mejor guardados de la naturaleza: la trufa negra. La dificultad para recolectarla hace que la trufa negra se haya ganado el título de diamante negro del sector agroalimentario.
Su aroma es intenso; su sabor, sorprendente. Así, laminar trufa negra sobre pasta fresca o un risotto, aromatizar un aceite o trufar unos huevos o incluso condimentar postres pueden convertir una sencilla comida en una experiencia totalmente diferente.
Su caprichosa silueta recuerda la de tubérculos como las papas pero con una peculiaridad: crece a modo de múltiples globos con formas piramidales y poligonales en su superficie. Rugosa, compacta y oscura en su exterior, la trufa negra presenta un interior negro violáceo, con vetas blancas cuando llega a su madurez en invierno.
Su aroma es intenso; su sabor, sorprendente. Así, laminar trufa negra sobre pasta fresca o un risotto, aromatizar un aceite o trufar unos huevos o incluso condimentar postres pueden convertir una sencilla comida en una experiencia totalmente diferente.
Su caprichosa silueta recuerda la de tubérculos como las papas pero con una peculiaridad: crece a modo de múltiples globos con formas piramidales y poligonales en su superficie. Rugosa, compacta y oscura en su exterior, la trufa negra presenta un interior negro violáceo, con vetas blancas cuando llega a su madurez en invierno.